Esta triste y fría noche, con el silencio retumbando en las paredes de mi habitación como un eco infinito, comprendo que no tengo las suficientes fuerzas ni la voluntad para dejarlo atrás. Es como simular la estupidez, engaño a mi propia mente con pensamientos fugaces, esperando que lo que tengo hoy en día cambie por algo mejor algún día.. El mundo es mucho más relativo que un cambio, creo que más que el objetivo, importa el trayecto. El saber que estoy dispuesta a sufrir todo lo necesario en el camino de vuelta a donde sea que algún día pertenecí. Puede como no puede que dentro de unos días, sólo se me pase por la cabeza decir que sí, aceptar vivir plenamente y salir de este agujero que cada vez se agranda más. He caído hace unas semanas en el pozo más profundo que alguna vez pisé, en este gran presipicio en el que el tiempo sólo me permite caer y no dejar nunca de hacerlo. Se me pasa por la cabeza que con un poco de ayuda, quizás, saldría de esta porquería a la que llamo vida pero sé que es sólo una mentira porque no estoy segura de que eso pueda suceder. Me duele la distancia, me duele saber que no estás acá, Te quiero taanto!, y sólo yo sé que con sólo escuchar tu voz tengo un motivo para volver a sonreir..