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lunes, 20 de septiembre de 2010


No puedo dejar de pensar en tu nombre, en la chance que podríamos tener juntos, en lo que te quiero aunque nunca te lo haya dicho, en lo que te debo, en las ganas que tengo de verte y como a los cinco minutos, ya no deseo hacerlo. Y río sola, con ese tono sarcástico y me acerco a mis compañeras de colegio para volver a la tierra, para evitarte, para alejarte de mi cabeza, para alejarme de este mundo que nadie conoce, que no puedo compartir ya con nadie. Y tan sólo puedo decir que en lo último en lo que pensé fue tu nombre, resonando entre los muros que rodean este corazón. Un sentimiento apuñalado por la espalda y cayendo, muy hondo, recuerdos quemándose en el infierno del anochecer.
Nunca nos enseñaron a despedirnos, por eso duele tanto cuando un día, alguien se nos acerca y nos dice que se irá de nuestras vidas, o bien desaparece. Y la sorpresa y el dolor se adueñan del momento y no quedan nada más que palabras ofensivas, de odio y resentimiento para con la otra persona en la mayoría de los casos. No se nos da la táctica de reaccionar bien cuando deberíamos hacerlo. Por eso, lo que se debe, nunca es lo que se hace. Generalmente, uno saca su parte más afectiva y emocional en las situaciones en que uno debe desprenderse de lo que más quiere en el mundo. No se si se trata de un tema de épocas, de personas o personalidad pero hay una realidad... las relaciones de hoy en día, han perdido ese valor hermoso que antes tenían (en su gran mayoría) creo que muchos sentimientos quedaron total o parcialmente desvalorizados. Anticuada, puede que lo sea, pero que lindo sería que la gente valorase a la persona que tiene al lado, que no espere a perderla para comprender que la necesita, que la extraña, que es alguien importante e imprediscible. No hay despedida más dolorosa que la que no tiene explicasion, aquella que llega con el fin de lastimar e irse, para jamás volver.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Mientras aquellas que dicen ser mis amigas planeaban que hacer en el día de la primavera yo estaba aislada detras de ellas leyendo uno de mis libros preferidos de Jorge Bucay y Silvia Salinas, sin prestar la más minima atención ya que siempre que se asoma una fecha importante ellas se ponen a hablar de lo que piensan hacer creyendo que yo escucho sus planes aislada a un costado. La verdad es que me cansa que siempre hagan lo mismo. Y luego de pensarlo por unos minutos siempre llego a la misma conclusión: Sólo quiero que me dejen en paz. No me importa el hecho de tenerlas a ellas como compañeras, porque yo sé muy bien que nos conocemos desde hace mucho tiempo y jamás seremos amigas. No me molesta que planeen cosas y que ami no me inviten o ese tipo de cosas, lo que me molesta es que se hagan las interesantes, como si fueran la gran cosa. La vida se ha vuelto tan monótona que no sé como seguir. Veo la lluvia caer desde la ventana y deseo salir para podes sentir algo al menos. No sé si sigo viva, o no. No sé porque él se llevó una parte de mi cuando se fue. Y tampoco sé porque todos se empeñan en hacerme sufrir aún sin saber como me siento por dentro. Antes, tener una vida activa era genial para mi porque gastaba energia y no pensaba demasiado en las cosas que me hacen mal, pero ahora, por más actividades que haga durante el día, no dejo de pensar en lo mal que me hace estar tan lejos de él. Y yo sé que por más que llore, grite y maldiga al tiempo por pasar super lento o a la vida por no darme la oportunidad de estar junto a él por siempre él no va a volver. A demás sé que si lo hago sería una desagradecida porque gracias a la vida lo pude conocer y eso es lo que me hace feliz. El 6 de Septiembre cumplimos 18 meses. No veo la hora de volverlo a ver. Por más que pase el tiempo, el sentimiento que siento por él creció. Siempre fue una persona esencial para mi vida, pero ahora que sé lo que es que te dejen, ahora que sé lo mucho que me dolió verlo irse y que hasta ahora no haya vuelto, ahora que sé lo que es vivir de recuerdos creo que puedo afirmar que ahora es super esencial en mi vida.