I can hover -






sábado, 18 de febrero de 2012


Sé que hice mal. Fue un error volver a hablarte. Pero aún ahora, después de tres años sin hablar, me es imposible evitarte. Cada tanto pienso en vos y en lo felices que podríamos haber sido si no me hubieras lastimado, si no me hubieras obligado a dejarte. Si no hubieras quebrado tu promesa. Y no puedo evitar llegar siempre a la misma conclusión: No te importé tanto como yo pensé que te importaba. Y me pregunto porqué y busco respuestas, esos pensamientos fugaces que duran una fracción de segundo: Soy gorda, preferís estar con la otra porque es más flaca que yo, y demás. Y pensar que me decías todo lo contrario. Que era hermosa, que no cambie nunca, que no haga boludeces.. ¿De qué mierda hablabas en ese momento? NUNCA te importó nada que se relacione conmigo. Siempre te empezaba a hablar yo, te hacía cartitas, te trataba como a un Dios, porque eso era lo que yo pensaba que eras. La persona más tierna y honesta. Pero tu honestidad se fue al carajo. No sé porqué aún así, porqué aún cuando me siento mal, como atrapada en un pozo profundo no puedo dejar de preguntarme por vos. No puedo creer lo mucho que te extraño cuando tendría que odiarte por lo que nos hiciste. Pero no puedo porque hoy todo me recuerda a vos.

miércoles, 25 de enero de 2012

Hace miles de meses que no posteo, lo sé.. pero la verdad que no fue por una perdida de interés sino porque nunca se daba la situación como para ponerme a escribir. Siento que perdí una parte de mi que con el tiempo se conformó con la rutina y dejó una de las cosas que más le gustaban en el mundo: Escribir. Ayer después de muchos meses volví a sentarme a escribir. Leer leo con más frecuencia. Tal vez porque es más sencillo. Te sentás y lees lo que te interesa, pero escribir cuesta más porque tenés que estar inspirado, y hasta ahora mi mente estuvo llena de Blackouts. Esos apagones, falta de inspiración, aburrimiento, incluso falta de motivación, cosa que no me pasó nunca... y es raro porque sentís que ya no te importa nada. Por más de que trato de ponerme las pilas ya no es lo mismo. Tengo una meta y no tengo las fuerzas como para cumplirla, estoy a punto de perderlo todo, y no sé que hacer para evitarlo. Desesperación, angustia, y una tibia brisa de verano... eso es todo lo que tengo ahora.